11/11/12

Homenaje a Momo Cabrera


En el Terrero: Momo Cabrera
El terrero está de luto,  hace unas semanas fallecía en Telde uno de los mejores y más carismáticos luchadores  del municipio  durante las décadas  correspondientes a los años 60 y 70 del siglo XX: Jerónimo Cabrera Flores.
Uno de los deportistas más queridos y admirados del firmamento luchístico de la época por su arte, su generosidad y su nobleza. Y como persona, por su simpatía, su vitalidad y su carácter divertido y socarrón.
Cualidades, sinceramente,  que no creo exagerar dado mi  admiración por su forma de luchar, ni por nuestro más de medio siglo de amistad.
En Telde a finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX, con una población de algo de más de 35.000 habitantes, la lucha canaria  era una auténtica pasión.
 Al calor de la reaparición del  C.L. Castro Morales, 1958,  se crearon varios equipos de lucha canaria, con elevadas dosis de rivalidad: C.L. Unión Telde, J. Navarro, San Gregorio, San Roque y posteriormente el  Unión Las Nieves ya en 1966.
Algunos  de ellos de vida efímera dado las dificultades de la época para la práctica de cualquier deporte, que en aquella época esencialmente se reducían al fútbol, la lucha canaria y el boxeo.
En ese efervescente  ambiente de rivalidad muchos jóvenes y niños de la época se iniciaron  a la lucha canaria en el C.L.  J. Navarro, club que tuvo su denominación en homenaje al gran atleta de la lucha canaria  D. José Navarro “El Rubio”, quién paseara su poderío luchístico  por todo el archipiélago y Cuba.
En este  nutrido grupo de jóvenes deportistas destacaban entre otros: Momo Cabrera, Santiago Santana, Pedro Benítez, Francisco Suárez “Pollo de la Gota Leche”, Agustín y Clemente Mayor, Oscar Fleitas, Daniel Sosa, etc.
Momo Cabrera, un joven espigado y risueño destacaba por su forma de luchar, agradecida y aplaudida desde el punto de vista estético. Luchador que dominaba todas las fases de la lucha: la agarrada, el ataque, la defensa, la contra y la recontra, dando grandes tardes de satisfacción a la afición de Telde, trascendiendo al  club  en que luchara.
 Un magistral intérprete de burras, pardeleras, caderas, toque ´”p´ atrás”;  un luchador de arte que desafiaba a las leyes de la naturaleza, pues  a pesar de su elevada envergadura  practicaba como lucha recurso el desvío y el  toque por dentro cuando las cosas se ponían feas; con una sutileza tal que muchos contrarios caían como consecuencia del  propio impulso, como me  han reconocido personalmente destacados rivales de su época como: Emilín I (Adargoma), Agustín Pérez  (Maninidra) y  Domingo Díaz (U. Sardina), entre otros.
Tras la desaparición del J. Navarro, 1963, puso su arte y su maestría el servicio de casi todos los clubes teldenses  de su época:  Unión Telde,  Unión Las Nieves y Castro Morales. Club este último  en el que obtuvo sus mayores éxitos deportivos, especialmente a mediados de los sesenta bajo la presidencia  de D. Pedro Monzón Amador “Quico Monzón”,  y también  pasó por esa universidad de la lucha que es el Adargoma del barrio de San José de Las Palmas.
Aún recuerdo la imagen juvenil de mi ídolo de la infancia  con un gorro fabricado con el papel de los sacos de cemento de la fábrica de materiales de construcción en la que trabajaba. Y como al caer la tarde se acercaba al entrenamiento con paso ligero, después de una dura jornada de trabajo.
Como todo equipaje: camisa,  pantalón de luchas  y una toalla, envueltos en un saco vacío de cemento;  y unas dosis extraordinarias de ilusión para permanecer entrenando hasta la medianoche  con ese tesón y esa pasión que lleva a los deportistas a la cima.
Un luchador de pundonor y de grandes tardes, capaz de las mayores gestas  con actuaciones memorables: como vencer, estando lesionado, a  siete luchadores del Unión Sardina, para conseguir el campeonato de segunda categoría, corría el año 1966,  o tumbar a tres grandes luchadores del Adargoma en la luchada de inauguración de lo que habría de ser el templo de la lucha canaria: el   Terrero del López Socas, del que el próximo 20 de noviembre se  cumplen 48 años de su construcción.
Y de grandes decepciones,  teniendo dificultades, preferentemente,  frente a rivales de menor categoría y estatura que tiraban las mismas luchas. Como su  rival más “encontrado” Domingo Cruz del Unión  Sardina con quién sostuvo enfrentamientos inolvidables. Pues, es bien sabido que en el terrero la mejor contra de una lucha es ese mismo lance.
Retirándose en el año 1977, siempre estuvo dispuesto a echar una mano en cualquier tema relacionado con la lucha canaria y en transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Sirvan estas líneas de recuerdo y homenaje póstumo al gran luchador,  al profesional del Cuerpo Nacional de  Policía, al esposo, al padre y al amigo dentro y fuera del terrero.
Y como iniciativa para que el Ayuntamiento de Telde incoe un expediente  a fin de imponerle  el nombre de una calle, o de una instalación deportiva, como justo  reconocimiento a este gran interprete del tradicional deporte, que con aportaciones como las  suyas deviene en arte.

Juan José Sánchez Martín
Amigo y ExPresidente de la Federación Insular de Lucha Canaria de Gran Canaria

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